miércoles, 22 de marzo de 2017

Poemas que son para mí - III

Hoy entiendo que hay tiempo y hay destino,
que el camino es una senda que diverge del sentido,
que no hay control sobre las horas, que no
existe tal cosa como el absoluto dominio,
que no hay enclave de expertos en una tierra
algo más esbelta que cuerda,
que no hay entendimiento que todo resuelva
porque sólo hay mentes sordas
y un hambre de saber que ya no aprieta.
Hoy veo bondad en los ojos de las personas porque
veo que el carisma crece a la vera de un espejo,
ayer sólo me veía solo en un mundo, insatisfecho,
cómo se han perdido las costumbres; yo, que
crecía pensando que el carisma se absorbía
de las grandes mentes que se descubrían al mundo
con dóciles palabras que trascenderían la muerte,
el absolutismo de lo bello estaba en la abstracción
del subconsciente, en la desidealización de lo perfecto,
en todo aquello que retuerce al amor perenne
que cambia de follaje cada invierno,
quizá la excusa del tiempo se ha vuelto endeble,
quizá la sorna en nuestro eco nos ha hecho ir a menos
y aunque hoy entiendo, también todo me sorprende.
Tengo los pies empolvados en nostalgia por algunas cosas que
sé que no siguen siendo, me he acompasado al ritmo lento
de las emociones simples, el mundo se ha hecho superfluo,
intransigente, olvidadizo, plañidero, perecedero,
cambiante; se ha empequeñecido, había sido excelso…
Por todo lo que supone hacer del final un hito
y de lo irreal un ejercicio, existimos,
y no hay razón que entienda que el tiempo sigue siendo breve
pero que nuestro capricho nos da un alcance infinito.

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