domingo, 19 de marzo de 2017

Poemas que son para todos - I

No hay hueco para nosotros en la historia,
para quienes somos redundancia
de la mala fortuna encadenada,
unos tras otros,
en inéquivoco esfuerzo,
caminamos las calles de rodillas
y nos sublevamos en silencio,
somos los vástagos de lo viejo,
de lo que siempre ocurre,
de lo que nunca cambia:
el linaje de pobreza inacabada,
la eterna parábola que nunca enseña nada,
y víctimas de esa enseñanza vacía
erigimos la misantropía entre la desesperanza:
lo humano se sigue posponiendo para un mañana,
somos raíces podridas del que ningún fruto emana.
Nosotros,
que dejamos las malas caras al buen tiempo,
aprendimos a exaltarnos despacio,
a amar despacio,
a coger el ritmo de la calma despacio,
como ese perro herido y callejero
al que se le brinda un hogar
y al principio se esconde, lastimero,
en los rincones,
envuelto por la herrumbre de la pobreza del ser
que hizo de una vida digna
una mirada cabizbaja y pobre:
de la felicidad sólo queda el nombre
para el que se acoge en las sombras y
el concepto es una broma de mal gusto,
hoy, la misericordia, simplemente se esconde
y como muestra de cortesía nos expone,
haciéndonos tardos a la luz del sol,
acostumbrados a lo burdo de haber nacido siendo pobres.

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