lunes, 20 de marzo de 2017

Poemas que son para mí - II

Se me ha llenado la cabeza
de flores con el paso de
las horas. El tiempo ya
no arde, ya no prende;
cuánto habrá de importante
en creerse una historia
si al final todo se borra
y restan las sobras de
lo que alguien entiende
que son los hechos
y queda por siempre
la mentira impregnando
los textos.
Es mío y sólo mío el
jardín de la memoria,
dejé que las malas hierbas
se hicieran paso alguna vez
y ahora han arraigado y
sólo las tapo;
qué será de lo valiente
en un futuro ingrato
si en este tiempo
que es presente se ha
dejado de tener en cuenta
el mero hecho de
no dejar de lado,
a veces somos sombras
sin amparo y buscamos
nuestro propio eje
sobre el que tratar
de sustentarnos.
Yacerá un cementerio
en mi solitario espectro
al que primero entrarán
los otros para saber
hacerme entender que también
para mi quedará un hueco,
ya habrá dejado todo de crecer;
se desvanecerá, entre miradas
acomplejadas que no entenderán
el sino, el carácter desacompasado
de aquel que mora indefinido,
viendo como aquellas torres
de mármol ennegrecido también
han encontrado su sitio y ya
por fin (y ya era hora) el
tiempo que viene vuelve a ser
de los que hacen de la
dedicación un camino:
nunca hubo de ser diferente,
nos dejamos ir
y ya cumplimos el castigo.
Deshaced el germen del tiempo
que cura las horas
con la enfermedad del olvido.

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