Las hojas del otoño siguen en el suelo,
siguen escapándosenos palabras vacías,
continuamos haciendo el camino a medias,
distrayéndonos, con lo poco que nos queda de aliento…
seguimos creyéndonos palabras a pie juntillas,
perpetuando hechos que jamás fueron ciertos
y en cada calle, tras cada esquina
somos nosotros y nadie a la vez,
sigue hilvanándose la relevancia del tiempo,
a la par que el ritmo creciente
con el que aumenta nuestra sed
mas la sed no es la misma en todos los cuerpos
pues mueren secos muchos
que sedientos, vinieron al nacer.
éramos todos los mismos:
dejando las mismas huellas,
ensimismados en los mismos surcos,
nombrando cada parte del mundo,
calmando el vacío con gloria,
creyendo conocer todo
y ahora
que dominamos la gramática,
laureamos la ciencia,
espoleamos al ego
(mientras escudriñamos con lupa al resto)
y seguimos trayendo inventos
como si anduviésemos faltos de algo
como si el mundo se nos quedara pequeño
seguimos sin aborrecernos de euforia,
abandonamos tiempo ha el deber de conocernos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario